Texto cortesía de: Irma Stella Flores O. (CLE de CAPPA)
Tal como suena, es la capacidad que tiene la “teta” o la Lactancia Materna, para provocar un efecto “analgésico” en el recién nacido o lactante pequeño, cuando se expone a procedimientos incómodos o dolorosos, que pueden padecer tanto bebés saludables, y con mayor exposición en bebés que se encuentran en procedimientos hospitalarios por enfermedad, prematurez, etc.
Si ya conocemos una larga lista de beneficios de la Lactancia Materna, se suma una más. Pongamos el escenario: ¡Día de vacuna para el bebé recién nacido! ¿Qué viene a la mente? Bebé con llanto desolado de pocos segundos a varios minutos de duración, padres angustiados, personal de salud que aplica la vacuna con incomodidad, incluso personas cercanas al lugar de la aplicación de vacuna, con la molestia por el llanto del bebé.
¿Crees posible que ese momento, que es un beneficio para la salud del bebé pueda llevarse a cabo en perfecta armonía, paz y sin llanto, con la calma de la madre al saber que tiene la capacidad de consolar a su hijo? La respuesta la tiene la Tetanalgesia. Tiene su práctica muy pocos requisitos: un bebé con succión efectiva al pecho (antes, durante y después del procedimiento doloroso), una madre tranquila y un personal de salud con la paciencia para esperar el momento de esa succión efectiva para realizar el procedimiento doloroso. Es todo.
Esta práctica ha incrementado sus promotores entre los profesionales de la salud en nuestro país, para eliminar los efectos adversos en el neuro desarrollo de los recién nacidos cuando son expuestos de manera repetitiva y prolongada a procedimientos dolorosos.
Esta conclusión no debe ser alarmante, no concluye que la exposición regular de procedimientos dolorosos traerá al recién nacido consecuencias adversas, pero sí sirve para conocer que existe un beneficio adicional de la Lactancia Materna, y para continuar su promoción en que no es solo alimento, tiene la capacidad emocional de dar consuelo y protección.
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